jueves, 5 de mayo de 2016

Viajes a Egipto

   Con la toma de Alejandría por parte de Julio César en el año 47 a.C., se quemó la biblioteca de dicha ciudad. En esta biblioteca había alrededor de setecientos mil volúmenes, entre ellos muchos hacían referencia a Egipto en época de los faraones. Entre ellos se encontraba la obra de Historia de Egipto de Manetón, un sacerdote egipcio que había escrito esta obra en griego por encargo de Tolomeo I.  En su obra relataba acontecimientos desde la Antigüedad egipcia, y a su vez hablaba sobre las costumbres de los habitantes y su religión. 

   Hacia el año 450 d.C, no existía ya nadie que supiera entender los textos del antiguo Egipto y además, había desaparecido todo lo que los propios egipcios habían escrito. Pero a pesar de ello, existieron muchos autores clásicos que se interesaron por Egipto y escribieron al respecto. Además, los hebreos, a partir del segundo milenio a.C., están ligados en parte de su historia con ellos. Así pues, en varios libros del Antiguo Testamento, como el Génesis o el Éxodo, conservan parte de la historia política de Egipto.

   La división de la historia de Egipto en treinta dinastías, viene de los primeros Padres de la Iglesia primitiva cristiana, que habían leído con frecuencia algunos pasajes de Manetón. Por otro lado, el interés que despertaba esta cultura extraña para griegos y romanos hizo que su cultura se extendiera y ayudara a conservarse, por ejemplo, el culto a Isis se había llevado al mundo romano.  Obra de gran importancia fue también la de Plutarco, De Iside et Osiride (“Sobre Iris y Osiris”), donde se relata la leyenda de Osiris. Igualmente fue de importancia la Biblia, donde había varios relatos en relación con Egipto. Todo ello hizo que el interés por esta cultura continuara en la Edad Media y en el Renacimiento.

   El viajero más conocido de la Antigüedad que fue a Egipto, es sin duda Herodoto. Fue ha Egipto hacia el 450 a.C., y aunque algunos de sus relatos parecen tener exceso de imaginación, su obra ha servido en muchas ocasiones para acercarnos al mundo egipcio, en parte porque no solo habla de la vida política sino que tiene más importancia sus relatos sobre la vida diaria egipcia, su religión, sus fiestas y sobre todo el culto a los animales, que parece interesarle en gran medida.

   Viajeros posteriores a Herodoto, serían Diodoro de Sicilia, que muestra ser más crédulo en sus relatos, y Estrabón, que viajó a Egipto hacia el 30 a.C. Este último dedica un tomo entero de su obra, Geografía, a describir su recorrido por el país, explicando sobre todo las fiestas populares y el culto a los animales. Gracias a los datos de Estrabón, Mariette descubriría tiempo después, el Serapeum, el templo y las tumbas de los bueyes Apis en Saqqara.

   El mencionado ya Plutarco, realizó también un viaje a Egipto en el siglo I d.C., y tomo información de obras de Manetón, cuando aún estaban conservadas en la biblioteca de Alejandría. Por otro lado, hubo algún emperador que visitó Egipto, como es el caso de Adriano y Septimo Severo, quien deja su nombre grabado en los colosos de Memnón.

   Durante la Edad Media y Renacimiento, los cristianos suelen interesarse más por los vestigios cristianos, más que por el mundo faraónico, por ejemplo, ven en las pirámides de Gizeh, los graneros de José. No será hasta el siglo XVIII cuando empiezan los grandes viajes y expediciones, sería de gran importancia la realizada por Bonaparte.

Jean de Thévenot
   En 1672, el dominico Vansleb, fue a un viaje científico por encargo de Colbert, su misión era la de comprar manuscritos y medallas antiguas, pero sería el primer europeo que describe las ruinas de Antínoe (Egipto Medio), la ciudad romana que Adriano mandó edificar. Posteriormente Jean de Thévenot, en este mismo siglo sería el primero en realizar un viaje a Egipto solo por curiosidad. Se detendría en el Delta, El Cairo y sus cercanías. Tomaría las medidas de la Gran Pirámide en Gizeh y fue el primero también en sospechar que Menfis debía estar próxima a Saqqara, donde compraría un sarcófago.

   Benoit de Maillet, fue cónsul de Francia en Egipto durante el reinado de Luis XIV, y sera el precursor de otros cónsules del siglo XIX, que posteriormente despojarían a Egipto de muchas de sus obras para llevarlas a los museos europeos. En 1735 se publicó una obra sobre las memorias de dicho cónsul donde se hace por primera vez una descripción de Egipto en su totalidad, hablando sobre sus monumentos, costumbres, religión, gobierno, comercio, animales, árboles, etc.

Mapa de Egipto de Claude Sicard
   Claude Sicard, superior de la misión de los jesuitas, fue enviado a Egipto por el regente Philippe d´Orléans para que dibujara los antiguos monumentos, para ello le acompañaría un dibujante. Sicard era un latinista y helenista, y mientras realizaba la búsqueda de dichos monumentos con la ayuda de los escritos clásicos, terminó por realizar una investigación geográfica, como haría Champollion un siglo después. Así  pues, realiza el primer mapa científico de Egipto, donde aparecía Menfis, Tebas y otros grandes templos de Egipto.  Los trabajos de Maillet y Sicard favorecerían con su información que otros viajeros se animaran posteriormente a viajar a Egipto.

   Por ejemplo, otros viajeros de finales del siglo XVIII, serían Savary, que informa más sobre la época moderna y copia en muchas ocasiones a Maillet en su obra Lettres écrites d´Égypte; y Volney, quien publicaría Voyage en Syrie et en Égypte, donde a pesar de no describir Egipto, sería un libro muy leído por los expedicionistas de Bonaparte y sería el único libro llevado por éste en su viaje a Egipto.

Vivant Denon
   Dominique Vivant Denon, realizaría una expedición a Egipto gracias a la influencia de Josefina de Beauharnais, a su regreso Napoleón le nombró director general de Museos y sería él quien crearía el museo Napoleón, el actual Louvre. Vivant Denon escribiría Le voyage dans la Basse et la Haute Égypte pendant les campagnes du général Bonaparte, una obra que tendría gran repercusión y sería traducida al alemán y al inglés. Denon era un excelente grabador y en su libro se incluía una serie de láminas con grabados que realizó de Egipto. Sus láminas mostrarían la riqueza y belleza de Egipto y provocaría la atracción tanto de eruditos como Champollion, como a saqueadores. Aunque no sería entonces cuando inicia el saqueo de Egipto, puesto que ya había empezado mucho antes con los emperadores romanos y bizantinos que se llevaron muchos monumentos, como obeliscos, esfinges y estatuas a las capitales como Roma y Cosntantinopla y a sus villas personales, como fue el caso de Adriano y Diocleciano.

   Drovetti sería cónsul de Egipto en 1810 y permaneció allí recogiendo diferentes antigüedades, posteriormente propuso su compra a Luis XVIII, quien lo rechazaría por su elevado costo, y sería posteriormente Carlos-Félix, rey de Piamonte quien se haría con la rica colección de Drovetti. Esto hizo que el museo de Turín fuera el primer museo de Europa en tener una gran colección egipcia. Drovetti seguiría con excavaciones en Tebas y vendería una segunda colección al rey Carlos X de Francia, quien la compraría para el Louvre por consejo de Champollion.

Traslado de un busto colosal bajo el mando de Belzoni
   Los pasos de Drovetti fueron seguidos por otros cónsules, como Henry Salt, cónsul de Inglaterra, que vendería una colección al British Museum y otra más importante al Museo Louvre, sumándola a la colección Drovetti y convirtiendo la colección egipcia tan rica como la de Turín. El italiano Giovanni Belzoni, también fue uno de estos hombres que se dedicaron al traslado de obras de arte a Europa, en su caso tuvo la idea de trasladar un gran busto colosal, que consiguió mover a través de unas andas y unas cuerdas, una gran novedad que logró el trasladando posterior en barco de la obra, hasta Inglaterra.


   En conclusión, a pesar de que no nos ha llegado información directa de la época faraónica, gracias a las fuentes clásicas y el interés posterior por el mundo egipcio tenemos gran información, trabajos de viajeros con descripciones y dibujos de monumentos, templos y tumbas. 



Mónica Requejo, 05 de Mayo del 2016




Fuentes:
VERCOUTTER, J., Egipto: tras las huellas de los faraones. Barcelona, 1997.

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