jueves, 5 de mayo de 2016

Museo Nacional Romano (MAR). Los tesoros de Emérita Augusta.

Maqueta de Emérita Augusta (Mérida) en el Museo
Nacional de Arte Romano.

Situada a las orillas del rio Guadiana, Mérida posee un conjunto arqueológico importante al haber sido capital de provincia romana de Lusitania y del reino hispano visigodo. Aunque existen vestigios anteriores a la llegada de los romanos (dolmen de Lácara) puede decirse que la ciudad de Emérita Augusta surgió como guarnición militar romana y posteriormente se configuro como una relevante urbe, fundada en el 25 a. C por Publio Carisio (Octavio Augusto) quien situó en este lugar de la Lusitania a las legiones de soldados eméritos jubilados con honor del ejercito de Roma. Mérida se convertiría en uno de los centros políticos, culturales y administrativos más importantes de la Hispania romana y una de las ciudades más prósperas, como menciona el poeta latino Ausonio, situándola en el noveno lugar entre las más destacadas del imperio, y considerándola capital de Hispania y del Norte de África.

Los vestigios de esta importante ciudad son conocidos en desde tiempos remotos. Acerca del coleccionismo y la recogida de restos, salvo algunas noticias aisladas en la Edad Media, se conoce la recolección de esculturas e inscripciones desde el siglo XVI, a pesar de ello, muchos de los valiosos ejemplares rescatados tuvieron un destino fuera de Mérida hacia otros puntos de España o inclusive del extranjero. Sera a comienzos del siglo XIX cuando la idea de la creación de un Museo de la ciudad toma fuerza. Sin embargo el proyecto no arranca hasta 1838 cuando nace por Real Orden el Museo Arqueológico de Mérida en el antiguo Convento de Santa clara a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal.
Resultado de imagen de emerita augusta
Vista del Teatro y Anfiteatro Romano de Mérida

En 1910 se produce el inicio de las grandes excavaciones en Mérida del Teatro y el Anfiteatro bajo la dirección del arqueólogo José Ramon Mélida y finalmente inician las excavaciones definitivas. Este momento coincide con el nombramiento de uno de los arqueólogos responsables como primer conservador del museo, Maximiliano Macías. Posteriormente tras la guerra civil el nuevo conservador José Álvarez Sáenz de Buruaga realiza una labor de empeño en dotar a la sede del museo de la importancia que merecía, un objetivo que conseguirá fraguarse en 1975 cuando con motivo de la celebración del bimiilenario de la ciudad se crea por Decreto el Museo Nacional de Arte Romano.

Este momento supuso un punto importante para la institución que paso a adquirir un carácter nacional lo que lo posibilito la aspiración a ocupar una nueva sede. El aun por entonces director Sáenz de Buruaga, se decantó por buscar la aproximación más cercana del edificio a los yacimientos arqueológicos y los monumentos más relevantes de la ciudad (teatro y Anfiteatro).  Se adquirirá un solar contiguo a estos y se encargará el proyecto al arquitecto Rafael Moneo Vallés, quien a raíz de la obra del museo logra consagrar su carrera profesional y renombre como uno de los arquitectos más reconocidos de España. En la construcción del museo se puede percibir una clara inspiración por en el mundo romano, con soluciones arquitectónicas reinterpretadas que se ven aplicadas por todo el edifico.

Vista del interior del Museo Nacional Romano.
El museo fue inaugurado por los Reyes de España en 1986 con un nuevo director, José María Álvarez Martínez a la cabeza.  Asimismo se crean dos instituciones ligadas a éste, la Asociación de Amigos del Museo y la Fundación de Estudios Romanos. Finalmente Mérida es declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1993.

Como ejemplo de algunos de los vestigios de la ciudad conservados en el museo encontramos una de las colecciones más destacadas, la perteneciente a los retratos funerarios. Destacan especialmente los ejemplares pertenecientes a los primeros decenios de vida de la colonia romana entre los que aparecen cabezas-retratos que irían probablemente encajados en estatuas de cuerpo entero. Estas estatuas estarían dedicadas a la decoración de los mausoleos familiares. Por otro lado nos encontramos con los bustos-retratos que podrían disponerse sobre peanas o pedestales y entre los que destaca el conocido como “El Panadero” fechado entre los primeros decenios del siglo I a.C  y en el que se puede apreciar el realismo del periodo republicano, señalando rasgos fisonómicos particulares como la verruga. También cabe mencionar el contraste entre otros dos de estos ejemplos de retratos funerarios. Por un lado una cabeza-retrato femenina en el que podemos apreciar los dictámenes de la moda imperial en su peinado, modelo puesto de moda por Faustina Minor, y por el otro  el busto de “La Gitana” datada en el siglo I d.C  que muestra el mantenimiento y el gusto por las tradiciones indígenas.


Silvia Rico Martínez A1

Bibliografía:

Web del Museo Nacional Romano de Mérida: http://www.mecd.gob.es/mnromano/home.html

DE LA BARRERA ANTÓN, J. L. El Museo Nacional de Arte Romano y la herencia clásica. Boletín de la Anabad, 1988, vol. 38, no 3, p. 119-128.

LEÓN, A. M., & MARTÍN, N. B. (2010). Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato. Tejuelo: Didáctica de la Lengua y la Literatura. Educación, (7), 176-206.

No hay comentarios:

Publicar un comentario