sábado, 30 de abril de 2016

Museo Nacional de Arqueologia Subacuática. ARQUA. El Pecio Romano de Punta de Algas.



Playa de La Llana en el municipio de San Pedro del Pinatar
Punta de Algas
El pecio romano de punta de algas datado entre el 125 a.C y el 26 a.C, se encuentra en las costas del municipio de San Pedro del Pinatar, Murcia. En este lugar se halla un accidente geográfico que conforma una entrada del agua del Mar Mediterráneo hacia el Mar Menor.  Esta peculiaridad, configuraba lo que era un punto comercial clave ya que permitía el acceso de embarcaciones a la Laguna salada (Mar Menor) que además estaba a poca distancia del poblado minero de Cabezo Agudo (la Unión). Todo esto explica el desarrollo de una actividad comercial de época romana en la zona, lo que ha provocado la abundancia de restos y pecios en el lugar. Asimismo teniendo en cuenta que una de las principales causas de la concentración de pecios en esta zona es la cercanía del puerto de Cartago Nova.

Además es un enclave importante para la historia de la arqueología subacuática española debido a que es el primer yacimiento subacuático en el que se aplicó la metodología arqueológica logrando así unos resultados científicos que consiguieron quedar reflejados por primera vez en publicaciones especializadas.

Los restos encontrados pertenecían a un barco romano de unos 25 metros de eslora y se hallaban a menos de diez metros de profundidad. Fue uno de los primeros pecios documentados con un cargamento homogéneo compuesto de lamboglia 2 (ánforas para el transporte de vino). Muchas de ellas, se encontraban aun cerradas y algunas presentaban estampillas y sellos con nombres de origen griego o servil. El hecho de que fuese un cargamento homogéneo de este tipo cerámico se asoció a la exportación masiva de vino itálico a todo el Mediterráneo, y se relacionó con el círculo comercial que se generaba con la explotación de las minas de Cartago Nova, para la que se necesitaba mano de obra esclava. Esta mano de obra procedía del mercado de oriente en Delos, donde se han hallado lingotes de plomo producidos en Cartago Nova, de ahí, se ha querido extraer una relación de intercambio de vino itálico y metales ibéricos a cambio de esclavos en Delos, y de vinos y esclavos a cambio de metales a Cartago Nova. Así también se explican los numerosos sellos de comerciantes encontrados en las ánforas de Punta de algas, alguno de inspiración oriental y que permiten hacer un estudio sobre el origen y lugar de producción y de cómo se articulaba este tipo de comercio marítimo.

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restos encontrados en el Pecio de Punta de Algas, Museo ARQVA
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Los restos encontrados en el pecio de conservan en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, ubicado en Cartagena, Murcia. Entre ellos destacan sobre todo Las ánforas lamboglia son un tipo anafórico muy frecuente en el área de Cartagena, con descubrimientos en pecios en los que se han documentado grandes cantidades de este producto. En este caso hasta 700 ejemplares, lo que ratifica el comercio en la zona. Éste barco en particular quizá redistribuía la carga desde Cartago Nova a otros puertos menores de la Península. Asimismo aunque la tipología anfórica es la misma se presentan variedad de formas y capacidades lo que nos habla de la complejidad alcanzada en este sistema comercial.

También se han hallado otros objetos relacionados con la vida en la nave, como la madera de encina con la que estaba construida o los restos de una plancha de plomo del casco, así como el cepo del ancla o un mazo de carpintero de madera, también conservado en el museo.

La historia del descubrimiento del Pecio se inicia en 1959  cuando un pescador local da la voz de alarma al haber enganchado en sus redes restos, al parecer anafóricos. Este hallazgo puso en marcha a Julio Mas, uno de los pioneros en la arqueología subacuática española, quien ayudado por el centro de buceo de la armada de Cartagena inicia los trabajos para delimitar la extensión y su procedencia.

Desde esta época hasta los años 1970 se suceden varias campañas de excavaciones que se convierten en las primeras con un enfoque y una metodología arqueológica aplicada en España, procediéndose con la cuadriculación del terreno y fotografiando y dibujando cada una de las zonas. A finales de ese mismo año se presentan los resultados de las excavaciones al IV Congreso Internacional de Arqueología Submarina en Niza, lo que hace que España entre a partir de este momento dentro de la órbita de países implicados en la rama de la arqueología subacuática.
Debido a este reconocimiento se impulsa en el mismo año a través del comisario general de excavaciones Martin Almagro Basch junto a Julio Mas, la creación del Patronato de Excavaciones Arqueológicas Submarinas de la provincia maritima de Cartagena y también el de Baleares, es decir que por primera vez en España se institucionalizará la arqueología subacuática.

Julio Mas preparándose para una inmersión en Punta de Algas.
Julio Mas entendió la arqueología subacuática como una actividad profesional, lo que era un planteamiento novedoso en la época que el buceo se limitaba a las actividades deportivas y militares. Este planteamiento y los descubrimientos hallados le llevan en 1972 a la creación del Centro de Investigaciones Arqueológicas Submarinas, Desde ese momento se aplica una base normativa, con técnicos especializados y con una infraestructuras fijas. Llegados hasta este punto la idea de la creación de un museo nacional para esta disciplina toma cuerpo. La dirección general del Patrimonio Artístico, Archivos y Museos del Ministerio de Cultura contempla, debido a la dificultad que conlleva la investigación arqueología submarina,  la creación de un museo y centro nacional de investigaciones dedicado a este tema, con el fin de coordinar y dirigir los estudios y conservación de los descubrimientos de una manera adecuada, por lo que se encarga la creación de un proyecto. 

Finalmente mediante el Ministerio de Cultura que aporta medios económicos y humanos, la Armada que cede unas antiguas instalaciones y dispone su personal del Centro de Buceo, el Puerto de Cartagena que cede el antiguo lazareto, y junto a la intervención del Ayuntamiento y el Museo de Arqueología se posibilito la creación del Museo y Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarinas en los años 1980 embrión del actual Museo Nacional de Arqueología Submarina (ARQUA), y del cual Julio Mas sería su primer director entre 1980 y 1983.
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Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA
Bibliografía: 

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE/ MUSEO ARQVA. 2012. Legado Julio Mas. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Secretaría General Técnica, S.G. de Documentación y Publicaciones.
http://museoarqua.mcu.es/museo/historia/index.html
https://pmaritimomurcia.wordpress.com/author/juanfralg/

Silvia Rico Martínez. A1

domingo, 17 de abril de 2016

La colección del XIV Duque de Alba.

Una de las estancias del Palacio de Liria en Madrid, donde se aprecian algunas 
de las pinturas que conforman la colección, entre ellas La Infanta Margarita de 
Velázquez o el Cristo del Greco
Con motivo de la apertura del Palacio de Dueñas, residencia de los Duques de Alba en Sevilla, el mes pasado al público, he decidido dedicar una de estas entradas a una de las familias que reunieron grandes colecciones. Aunque si es verdad, que parte de su patrimonio se podía ver con anterioridad en las exposiciones permanentes al público en los palacios de Liria en Madrid y Monterrey en Salamanca. Toda la información se puede encontrar en su página web http://www.fundacioncasadealba.com/.

Primeramente hay que ver la situación que tenía España en el siglo XIX frente al coleccionismo, donde proliferan las colecciones particulares de carácter ecléctico cuyos propietarios pertenecen a la nueva burguesía emergente, organizándose un mercado del arte a través de negocios de anticuarios y marchantes.

Retrato del XIV duque de Alba, 1814-1815
realizado por el pintor François-Xavier Fabre
Para comenzar decir que la Casa de Alba se remonta al siglo XIV, siendo hoy en día una de las principales estirpes de la nobleza de España, goza además de ser una de las familias más antiguas de la aristocracia de la sociedad española. Yo me centraré en una de las figuras más representativas en lo que a coleccionismo y mecenazgo se refiere, el XIV duque de Alba, Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, el cual poseía una excelente colección de arqueología griega y romana, adquiriendo en Florencia buena parte de lo que hoy es el núcleo central de los fondos de arte clásico de los Alba. El inventario de la fundación cuenta en 2014 con 249 óleos que van desde artistas como Perugino a Chagall, 17 acuarelas, una biblioteca de 18.000 volúmenes, entre muchas otras cosas.

El XIV duque de Alba, fue el prototipo de hombre ilustrado, se crió en un estilo de vida modelado por el amor hacia las artes, inculcado por su madre la duquesa de Ariza, aunque su estancia en París (1812-1814) y su Grand Tour europeo a partir de 1814 terminaron de afianzar su vocación de mecenas. Acrecentó sobremanera el patrimonio familiar, Por su número y calidad, es de destacar su compras pictóricas, sin embargo, su afán coleccionista no se limita a ésta, sino que adquirió antigüedades clásicas como vasos griegos y esculturas.

En la pintura, centró su mirada en el Renacimiento italiano y en la pintura del siglo XVII, destacando entre ellas la Virgen de la Granada de Fra Angélico que hoy pertenece al Museo del Prado; también realizó encargos entre ellos a un joven Ingres. En el coleccionismo de los siglos XVIII y XIX, los vasos griegos eran muy apreciados, esta curiosidad también la sintió el Duque, pero no como una prioridad. Se sabe que Carlos Miguel adquirió en Italia 69 vasos, en la actualidad solo se conservan 37, cinco de ellos falsos. Todos ellos son del siglo IV a.C., de figuras rojas a excepcion de tres de barniz negro, y con los temas iconográficos más habituales como los temas del cortejo con sentido funerario y escenas dionisíacas. En escultura el repertorio de su colección se ciñe a españoles, italianos y franceses; así como réplicas de esculturas antiguas como el Laooconte o de modernas como la Hebe de Antonio Canova, las reproducciones canovianas gozaban de gran éxito entre los viajeros del Grand Tour.

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Virgen de la Granada, Fra Angelico (1426)
Busto de Rosalía Ventimiglia, esposa del Duque.
Realizada por Lorenzo Bartolini, (1777- 1850). Madrid.






















La recopilación de todas las obras, además de la deleite del Duque, conformarían un proyecto museográfico, queriendo transformar una de las estancias del Palacio de Liria en "Galería de Cuadros, Estatuas y demás efectos de belleza de las tres nobles artes", abriendo las puertas de su colección al público, aunque la quiebra de la economía familiar truncó este proyecto.

Bibliografía:
El XIV duque de Alba coleccionista y mecenas de arte antiguo y moderno, Beatrice Cacciotti.
El arte de las colecciones de La Casa de Alba, Fundación Caja de Pensiones.

Marta de Juan Martín. 










martes, 12 de abril de 2016

La Fragata Arapiles y el M.A.N.

Durante el reinado de Carlos III, los viajes científicos tuvieron gran esplendor ya que se intentaba aumentar las colecciones del Real Gabinete de Historia Natural (fundado en 1771). Así pues, gracias a su iniciativa se realizaron varias expediciones a América, Filipinas y otros puntos, no solo en busca de antigüedades sino de plata y otros productos naturales.

En la segunda mitad del siglo XIX, se veía una necesidad política de hacer misiones de prestigio para el país. El Rey D. Amadeo I de Saboya, con esta necesidad y la de simpatizar más con los ciudadanos españoles convierte el viaje de la fragata de Arapiles, que iba a iniciar el 10 de Junio de 1871, en un viaje que beneficiaría a la arqueología y al Museo Arqueológico Nacional (M.A.N.).  Esta iniciativa científica de la Fragata surgió por parte de D. Juan de Dios de la Rada y Delgado, arqueólogo y jefe de la Sección de fondos de Prehistoria y Edad Antigua del M.A.N., que consideró este viaje como una oportunidad de adquirir piezas para dicho museo realizando una serie de estancias en Grecia, Turquía, Siria y Egipto.  La Comisión científica que viajaría en esta Fragata estaba compuesta por el ya mencionado D. Juan de Dios de la Rada y Delgado, por D. Jorge Zammit y Romero, diplomático y helenista que conocía muchos idiomas, y por D. Ricardo Velázquez Bosco, dibujante de la expedición y restaurador de la Catedral de León entre otros.

Para dicha expedición, los comisionados disponían de escasos recursos económicos, y a la vuelta debían entregar una memoria de todos los gastos y otra con los trabajos y estudios realizados. Esta última memoria fue publicada por Juan de Dios de la Rada y Delgado con el título Viaje a Oriente de la Fragata de Guerra <<Arapiles>> y de la comisión científica que lleva a su bordo, y gracias a ella podemos conocer los detalles de dicho viaje.

Grabado de la Fragata Arapiles
       La fragata de Arapiles estaría comandada por D. Ignacio García Tudela, que estaba al mando de 486 hombres. Este buque blindado se realizó debido a un contrato entre la Armada Española y los Srs. Green de Londres, por una cantidad de 14.716.250 reales de vellón. El viaje inició desde Nápoles, donde estaba atracada dicha fragata, y su primera parada sería Mesina, en la isla de Sicilia.  El principal interés en esta isla sería Siracusa, donde visitaron el Museo Arqueológico y la necrópolis, donde realizarían prospecciones y de donde traerían unas lámparas cristianas, figuritas y fragmentos de relieve y un conjunto de cerámicas que habían pertenecido al Gabinete del Barón de Utica. 

                                                                                      
Busto de Joven, 98-117 d.C., donación de
Juan Bautista Serpieri. 

Su siguiente parada sería en el puerto del Pireo, Atenas, donde conseguirían por compra una serie de vaciados de yeso del Partenón, del Erechteion y otros conjuntos de la Acrópolis, que después de su estancia en el M.A.N. fueron llevados al Museo de Reproducciones Artísticas. También adquirieron distintas obras y fragmentos de esculturas de mármol y terracota, una colección de 60 vasos griegos de distintos estilos, y un busto de adolescente de mármol con otras piezas de terracota que fueron donadas por el banquero Juan Bautista Serpieri.


                                                                                            Habiendo parado en Besika (costa noroeste de Asia Menor), su nuevo destino sería Troya, donde hallaron fragmentos de basas, molduras y restos de columnas, con especial interés de un relieve de mármol donde se representa a un guerrero a caballo precedido de otro a pie. Tras atracar en Chanak-Kalen, se dirigieron a visitar la ciudad de Constantinopla, pero por falta de dinero se adquirieron solo dos trozos de ladrillo otomanos con marcas.
Relieve de marmol de Troya


Tras las paradas en Mesina y Mitilene, llegaron a Smirna, donde el cónsul de Suecia y Noruega, el Sr. Spiegelthal, donó varios objetos al M.A.N., entre ellos varias esculturas, un bajo relieve de estilo arcaico-asiático y una estela funeraria de arte griego.  Sus siguientes estancias serían breves, visitando Scio, Tigani en la Isla de Samos, y Rodas, de donde trajeron una lápida sepulcral del antiguo templo de S. Juan de los Caballeros. 
Fragmento de lapida sepulcral de la Iglesia San Juan
de los Caballeros, Rodas,Grecia.


Vaso Chipriota, 700-600 a.C.
Su siguiente estancia sería en Chipre, donde a pesar de no poder adquirir por motivos económicos una colección de antigüedades que el Sr. Palma de Cesnola (cónsul de EE.UU) poseía de excavaciones en sepulturas en Larnaca, sí adquirieron un gran número de fragmentos escultóricos, una colección de 30 piezas de cerámicas chipriotas, y algunos vidrios y monedas donadas por el Sr. Colucci. 
Cabezas Chipriotas, s.V a.C.


Volviendo a Asia, visitaron Damasco, donde Velázquez Bosco prosiguió con sus dibujos del viaje, pasaron posteriormente por Balbeck, Jerusalén, y Egipto. En este último, adquirirían un fragmento de la Columna de Pompeyo y una cabeza femenina de granito negro con el tocado egipcio, sin poder comprar más debido a esa escasez económica.  Desde Alejandría partirían a Malta, donde visitaron su Museo, y finalmente llegarían al puerto español de Cartagena el 22 se septiembre. 

Gracias a esta expedición, el M.A.N., se hizo con 319 objetos para su colección, a pesar de que como hemos visto, en varias ocasiones no pudo ser posible la obtención de otros muchos.  

Mónica Requejo, 12 de Abril de 2016



Fuentes:

POUS, M. (coord.) (1993): De Gabinete a Museo: tres siglos de Historia. Catálogo de la exposición en el MAN, Madrid.




domingo, 3 de abril de 2016

La vuelta a España de la Dama de Elche

Antes de adentrarnos en la vuelta a la península de esta importante obra para el arte español, creo que es conveniente recordar algunos detalles de dicha obra. La Dama de Elche es un busto de 56 cm de altura, realizada en piedra calcárea y se ha podido apreciar restos de la pintura que debía decorarla: rojo sobre los labios, azul en el manto y blanco en la mantilla. Hay numerosas teorías en las que se trata la posibilidad de que este busto en realidad fuera una escultura de cuerpo completo, aunque la mayoría esta de acuerdo en que se trata de un busto o bien una escultura que ha cambiado de función y por ello se llevo a cabo su cambio de forma.
Dama de Elche

Este busto íbero se data del siglo V o de principios del siglo IV a.C, y fue encontrado por un jornalero llamado Manuel Campello Escápez, en las propiedades del doctor Campello Antón, el 4 de agosto de 1897 en la Alcudia de Elche (Iulia Illici Augusta, en época romana). La Dama de Elche fue comprada por Pierre Paris, un francés con estudios sobre el arte íbero, y posteriormente pasaría al Museo del Louvre hasta mediados del siglo XX cuando se produciría un intercambio con Francia.

Durante la II Guerra Mundial, España fue intermediaria entre Francia y el gobierno del Reich en busca de un armisticio por parte de los franceses en 1940. Así el 22 de junio se firmaría dicho armisticio franco-alemán, con una situación de desmoronamiento de Francia, aniquilación de su ejército y de ocupación de una parte de su territorio. Los alemanes embargaron bibliotecas institucionales, archivos, confiscaron galerías pertenecientes a los judíos y colecciones privadas. Buscaban recuperar cierto patrimonio que consideraban suyo por tener un origen germánico y que consideraban  robado durante la época napoleónica. Ante esta situación de confusión en Francia, España aprovechó también para intentar recuperar ciertas obras.

Heinrich Himmler ante una copia de la Dama de Elche
en Francia
El 12 de octubre de 1940, el director de los Museos Nacionales y de la Escuela del Louvre, Jacques Jaujard, recibió en París a Luis Pérez Bueno (director del Museo de Artes Decorativas de Madrid), Marcelino Macarrón (delegado en Francia para la recuperación de objetos de arte robados durante la Guerra Civil), y a el pintor José María Sert, un pintor catalán que había vivido durante muchos años en Francia y tenía relaciones políticas, teniendo cierta amistad con Jacques Jaujard.

Estos tres hombres españoles fueron enviados por el ministro de Educación Nacional, Ibáñez Martín, para hacer una petición de recuperación de ciertas obras de arte españolas, convenciéndoles de su gran importancia para nuestro país. Entre estas obras estaba La Inmaculada Concepción (1678) de Murillo, la Dama de Elche y un lote de fragmentos ibéricos del siglo V a.C y varias coronas votivas visigodas que se encontraban en el museo de Cluny desde 1859 (Tesoro de Guarrazar). A esto se le sumaría la petición de devolver el resto de los archivos de Simancas, botín napoleónico que solo una parte había sido devuelta en el siglo XIX. Los franceses propusieron un intercambio que fue aceptado por los españoles, donde decidieron ceder uno de los retratos de Mariana de Austria realizado por Velázquez, un lienzo del Greco y la tienda de campaña de paño de oro de Francisco I, tomada por los españoles en la batalla de Pavía de 1525.

Una vez las piezas prometidas por Francia llegaron a Madrid, la ceremonia de intercambio se aplazó debido a que los archivos de Simancas no estaban de regreso con el resto de obras (según los franceses se debía a que los alemanes estaban escaneándolo), por otro lado, el ministro español decidió no entregar las obras españolas prometidas a Francia hasta el regreso completo de dicho archivo. Con esta afirmación que sonaría un tanto amenazante, el intercambió empezaría a ser cada vez más tenso. Finalmente los archivos de Simancas llegarían a Madrid, pero de nuevo, los españoles tensarían aún más el acuerdo cambiando la entrega de la tienda de campaña de Francisco I por un tapiz basado en un cartón de Goya. El acuerdo fue avanzando, y tras un largo proceso de gestiones y diplomacia tendría final el 27 de junio de 1941 con la ceremonia oficial del intercambio. Aunque para los franceses, dicho intercambio no había cumplido sus objetivos y habían terminado con un una sensación de fracaso y decepción.

Para el régimen franquista este intercambio y la recuperación de los archivos de Simancas supuso un éxito ideológico, mientras que otros habían fracasado en la recuperación, el régimen franquista lo había conseguido, pudiendo usarlo como propaganda.
La Dama de Elche había sido depositada en el Museo del Prado, y fue llevada al Museo Arqueológico de Madrid en 1971.

En la página del MAN podéis encontrar un enlace para observar la Dama de Elche en 3D:



Mónica Requejo, 03 de Abril de 2016




Fuentes:

GRUAT, Cédric, El retorno de la Dama de Elche: Segunda Guerra Mundial: las negociaciones entre Francia y España para el intercambio de importantes tesoros artísticos. Madrid: Alianza, 2015.