jueves, 5 de mayo de 2016

Museo Nacional Romano (MAR). Los tesoros de Emérita Augusta.

Maqueta de Emérita Augusta (Mérida) en el Museo
Nacional de Arte Romano.

Situada a las orillas del rio Guadiana, Mérida posee un conjunto arqueológico importante al haber sido capital de provincia romana de Lusitania y del reino hispano visigodo. Aunque existen vestigios anteriores a la llegada de los romanos (dolmen de Lácara) puede decirse que la ciudad de Emérita Augusta surgió como guarnición militar romana y posteriormente se configuro como una relevante urbe, fundada en el 25 a. C por Publio Carisio (Octavio Augusto) quien situó en este lugar de la Lusitania a las legiones de soldados eméritos jubilados con honor del ejercito de Roma. Mérida se convertiría en uno de los centros políticos, culturales y administrativos más importantes de la Hispania romana y una de las ciudades más prósperas, como menciona el poeta latino Ausonio, situándola en el noveno lugar entre las más destacadas del imperio, y considerándola capital de Hispania y del Norte de África.

Los vestigios de esta importante ciudad son conocidos en desde tiempos remotos. Acerca del coleccionismo y la recogida de restos, salvo algunas noticias aisladas en la Edad Media, se conoce la recolección de esculturas e inscripciones desde el siglo XVI, a pesar de ello, muchos de los valiosos ejemplares rescatados tuvieron un destino fuera de Mérida hacia otros puntos de España o inclusive del extranjero. Sera a comienzos del siglo XIX cuando la idea de la creación de un Museo de la ciudad toma fuerza. Sin embargo el proyecto no arranca hasta 1838 cuando nace por Real Orden el Museo Arqueológico de Mérida en el antiguo Convento de Santa clara a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal.
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Vista del Teatro y Anfiteatro Romano de Mérida

En 1910 se produce el inicio de las grandes excavaciones en Mérida del Teatro y el Anfiteatro bajo la dirección del arqueólogo José Ramon Mélida y finalmente inician las excavaciones definitivas. Este momento coincide con el nombramiento de uno de los arqueólogos responsables como primer conservador del museo, Maximiliano Macías. Posteriormente tras la guerra civil el nuevo conservador José Álvarez Sáenz de Buruaga realiza una labor de empeño en dotar a la sede del museo de la importancia que merecía, un objetivo que conseguirá fraguarse en 1975 cuando con motivo de la celebración del bimiilenario de la ciudad se crea por Decreto el Museo Nacional de Arte Romano.

Este momento supuso un punto importante para la institución que paso a adquirir un carácter nacional lo que lo posibilito la aspiración a ocupar una nueva sede. El aun por entonces director Sáenz de Buruaga, se decantó por buscar la aproximación más cercana del edificio a los yacimientos arqueológicos y los monumentos más relevantes de la ciudad (teatro y Anfiteatro).  Se adquirirá un solar contiguo a estos y se encargará el proyecto al arquitecto Rafael Moneo Vallés, quien a raíz de la obra del museo logra consagrar su carrera profesional y renombre como uno de los arquitectos más reconocidos de España. En la construcción del museo se puede percibir una clara inspiración por en el mundo romano, con soluciones arquitectónicas reinterpretadas que se ven aplicadas por todo el edifico.

Vista del interior del Museo Nacional Romano.
El museo fue inaugurado por los Reyes de España en 1986 con un nuevo director, José María Álvarez Martínez a la cabeza.  Asimismo se crean dos instituciones ligadas a éste, la Asociación de Amigos del Museo y la Fundación de Estudios Romanos. Finalmente Mérida es declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1993.

Como ejemplo de algunos de los vestigios de la ciudad conservados en el museo encontramos una de las colecciones más destacadas, la perteneciente a los retratos funerarios. Destacan especialmente los ejemplares pertenecientes a los primeros decenios de vida de la colonia romana entre los que aparecen cabezas-retratos que irían probablemente encajados en estatuas de cuerpo entero. Estas estatuas estarían dedicadas a la decoración de los mausoleos familiares. Por otro lado nos encontramos con los bustos-retratos que podrían disponerse sobre peanas o pedestales y entre los que destaca el conocido como “El Panadero” fechado entre los primeros decenios del siglo I a.C  y en el que se puede apreciar el realismo del periodo republicano, señalando rasgos fisonómicos particulares como la verruga. También cabe mencionar el contraste entre otros dos de estos ejemplos de retratos funerarios. Por un lado una cabeza-retrato femenina en el que podemos apreciar los dictámenes de la moda imperial en su peinado, modelo puesto de moda por Faustina Minor, y por el otro  el busto de “La Gitana” datada en el siglo I d.C  que muestra el mantenimiento y el gusto por las tradiciones indígenas.


Silvia Rico Martínez A1

Bibliografía:

Web del Museo Nacional Romano de Mérida: http://www.mecd.gob.es/mnromano/home.html

DE LA BARRERA ANTÓN, J. L. El Museo Nacional de Arte Romano y la herencia clásica. Boletín de la Anabad, 1988, vol. 38, no 3, p. 119-128.

LEÓN, A. M., & MARTÍN, N. B. (2010). Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato. Tejuelo: Didáctica de la Lengua y la Literatura. Educación, (7), 176-206.

Viajes a Egipto

   Con la toma de Alejandría por parte de Julio César en el año 47 a.C., se quemó la biblioteca de dicha ciudad. En esta biblioteca había alrededor de setecientos mil volúmenes, entre ellos muchos hacían referencia a Egipto en época de los faraones. Entre ellos se encontraba la obra de Historia de Egipto de Manetón, un sacerdote egipcio que había escrito esta obra en griego por encargo de Tolomeo I.  En su obra relataba acontecimientos desde la Antigüedad egipcia, y a su vez hablaba sobre las costumbres de los habitantes y su religión. 

   Hacia el año 450 d.C, no existía ya nadie que supiera entender los textos del antiguo Egipto y además, había desaparecido todo lo que los propios egipcios habían escrito. Pero a pesar de ello, existieron muchos autores clásicos que se interesaron por Egipto y escribieron al respecto. Además, los hebreos, a partir del segundo milenio a.C., están ligados en parte de su historia con ellos. Así pues, en varios libros del Antiguo Testamento, como el Génesis o el Éxodo, conservan parte de la historia política de Egipto.

   La división de la historia de Egipto en treinta dinastías, viene de los primeros Padres de la Iglesia primitiva cristiana, que habían leído con frecuencia algunos pasajes de Manetón. Por otro lado, el interés que despertaba esta cultura extraña para griegos y romanos hizo que su cultura se extendiera y ayudara a conservarse, por ejemplo, el culto a Isis se había llevado al mundo romano.  Obra de gran importancia fue también la de Plutarco, De Iside et Osiride (“Sobre Iris y Osiris”), donde se relata la leyenda de Osiris. Igualmente fue de importancia la Biblia, donde había varios relatos en relación con Egipto. Todo ello hizo que el interés por esta cultura continuara en la Edad Media y en el Renacimiento.

   El viajero más conocido de la Antigüedad que fue a Egipto, es sin duda Herodoto. Fue ha Egipto hacia el 450 a.C., y aunque algunos de sus relatos parecen tener exceso de imaginación, su obra ha servido en muchas ocasiones para acercarnos al mundo egipcio, en parte porque no solo habla de la vida política sino que tiene más importancia sus relatos sobre la vida diaria egipcia, su religión, sus fiestas y sobre todo el culto a los animales, que parece interesarle en gran medida.

   Viajeros posteriores a Herodoto, serían Diodoro de Sicilia, que muestra ser más crédulo en sus relatos, y Estrabón, que viajó a Egipto hacia el 30 a.C. Este último dedica un tomo entero de su obra, Geografía, a describir su recorrido por el país, explicando sobre todo las fiestas populares y el culto a los animales. Gracias a los datos de Estrabón, Mariette descubriría tiempo después, el Serapeum, el templo y las tumbas de los bueyes Apis en Saqqara.

   El mencionado ya Plutarco, realizó también un viaje a Egipto en el siglo I d.C., y tomo información de obras de Manetón, cuando aún estaban conservadas en la biblioteca de Alejandría. Por otro lado, hubo algún emperador que visitó Egipto, como es el caso de Adriano y Septimo Severo, quien deja su nombre grabado en los colosos de Memnón.

   Durante la Edad Media y Renacimiento, los cristianos suelen interesarse más por los vestigios cristianos, más que por el mundo faraónico, por ejemplo, ven en las pirámides de Gizeh, los graneros de José. No será hasta el siglo XVIII cuando empiezan los grandes viajes y expediciones, sería de gran importancia la realizada por Bonaparte.

Jean de Thévenot
   En 1672, el dominico Vansleb, fue a un viaje científico por encargo de Colbert, su misión era la de comprar manuscritos y medallas antiguas, pero sería el primer europeo que describe las ruinas de Antínoe (Egipto Medio), la ciudad romana que Adriano mandó edificar. Posteriormente Jean de Thévenot, en este mismo siglo sería el primero en realizar un viaje a Egipto solo por curiosidad. Se detendría en el Delta, El Cairo y sus cercanías. Tomaría las medidas de la Gran Pirámide en Gizeh y fue el primero también en sospechar que Menfis debía estar próxima a Saqqara, donde compraría un sarcófago.

   Benoit de Maillet, fue cónsul de Francia en Egipto durante el reinado de Luis XIV, y sera el precursor de otros cónsules del siglo XIX, que posteriormente despojarían a Egipto de muchas de sus obras para llevarlas a los museos europeos. En 1735 se publicó una obra sobre las memorias de dicho cónsul donde se hace por primera vez una descripción de Egipto en su totalidad, hablando sobre sus monumentos, costumbres, religión, gobierno, comercio, animales, árboles, etc.

Mapa de Egipto de Claude Sicard
   Claude Sicard, superior de la misión de los jesuitas, fue enviado a Egipto por el regente Philippe d´Orléans para que dibujara los antiguos monumentos, para ello le acompañaría un dibujante. Sicard era un latinista y helenista, y mientras realizaba la búsqueda de dichos monumentos con la ayuda de los escritos clásicos, terminó por realizar una investigación geográfica, como haría Champollion un siglo después. Así  pues, realiza el primer mapa científico de Egipto, donde aparecía Menfis, Tebas y otros grandes templos de Egipto.  Los trabajos de Maillet y Sicard favorecerían con su información que otros viajeros se animaran posteriormente a viajar a Egipto.

   Por ejemplo, otros viajeros de finales del siglo XVIII, serían Savary, que informa más sobre la época moderna y copia en muchas ocasiones a Maillet en su obra Lettres écrites d´Égypte; y Volney, quien publicaría Voyage en Syrie et en Égypte, donde a pesar de no describir Egipto, sería un libro muy leído por los expedicionistas de Bonaparte y sería el único libro llevado por éste en su viaje a Egipto.

Vivant Denon
   Dominique Vivant Denon, realizaría una expedición a Egipto gracias a la influencia de Josefina de Beauharnais, a su regreso Napoleón le nombró director general de Museos y sería él quien crearía el museo Napoleón, el actual Louvre. Vivant Denon escribiría Le voyage dans la Basse et la Haute Égypte pendant les campagnes du général Bonaparte, una obra que tendría gran repercusión y sería traducida al alemán y al inglés. Denon era un excelente grabador y en su libro se incluía una serie de láminas con grabados que realizó de Egipto. Sus láminas mostrarían la riqueza y belleza de Egipto y provocaría la atracción tanto de eruditos como Champollion, como a saqueadores. Aunque no sería entonces cuando inicia el saqueo de Egipto, puesto que ya había empezado mucho antes con los emperadores romanos y bizantinos que se llevaron muchos monumentos, como obeliscos, esfinges y estatuas a las capitales como Roma y Cosntantinopla y a sus villas personales, como fue el caso de Adriano y Diocleciano.

   Drovetti sería cónsul de Egipto en 1810 y permaneció allí recogiendo diferentes antigüedades, posteriormente propuso su compra a Luis XVIII, quien lo rechazaría por su elevado costo, y sería posteriormente Carlos-Félix, rey de Piamonte quien se haría con la rica colección de Drovetti. Esto hizo que el museo de Turín fuera el primer museo de Europa en tener una gran colección egipcia. Drovetti seguiría con excavaciones en Tebas y vendería una segunda colección al rey Carlos X de Francia, quien la compraría para el Louvre por consejo de Champollion.

Traslado de un busto colosal bajo el mando de Belzoni
   Los pasos de Drovetti fueron seguidos por otros cónsules, como Henry Salt, cónsul de Inglaterra, que vendería una colección al British Museum y otra más importante al Museo Louvre, sumándola a la colección Drovetti y convirtiendo la colección egipcia tan rica como la de Turín. El italiano Giovanni Belzoni, también fue uno de estos hombres que se dedicaron al traslado de obras de arte a Europa, en su caso tuvo la idea de trasladar un gran busto colosal, que consiguió mover a través de unas andas y unas cuerdas, una gran novedad que logró el trasladando posterior en barco de la obra, hasta Inglaterra.


   En conclusión, a pesar de que no nos ha llegado información directa de la época faraónica, gracias a las fuentes clásicas y el interés posterior por el mundo egipcio tenemos gran información, trabajos de viajeros con descripciones y dibujos de monumentos, templos y tumbas. 



Mónica Requejo, 05 de Mayo del 2016




Fuentes:
VERCOUTTER, J., Egipto: tras las huellas de los faraones. Barcelona, 1997.

Yacimiento Arqueológico Gadir. La ciudad fenicia.

Cuenta la leyenda que Hércules, héroe de la mitología griega, fundó Gadir, que significa “castillo”, la actual Cádiz. Lo realizó durante un descanso mientras efectuaba los doce trabajos a que fue condenado por matar a sus hijos y dos sobrinos durante un ataque de locura. Después se traslada a una de las islas que formaba el archipiélago de Cádiz, donde se encuentra actualmente el castillo o islote de Santi Petri, y construye un templo; que llegó a tener uno de los oráculos más famosos de la antigüedad.

En realidad, la ciudad fue fundada por los tirios, unos 80 años después de la Guerra de Troya, hacia el año 1104 a.C., bautizándola  tal como antes he mencionado con el nombre de “Gadir”. Son pocos los datos que tenemos de esta etapa histórica de la ciudad si no es a través de fuentes literarias como Plinio o Estrabón que dice así: "En la tercera expedición (fenicia) fundaron Gadeira, y alzaron el santuario en la parte oriental de la isla, y la ciudad en la occidental".

Tras 12 años de investigaciones en 2014 se podía presentar en sociedad y convertido en realidad, el mito de la fundación de Gadir en el año 1104 a.C por lo fenicios como la primera ciudad occidental. Todo ello ocurrió cuando en 2002 se realizaron unos sondeos bajo lo que es conocido como el Teatro Cómico, donde se pudieron sacar tres secuencias urbanisticas de época fenicia y púnica, siendo la mejor conservada una de finales del siglo IX a.C. y mediados del siglo VIII a.C., en el que se conserva un total de ocho unidades domésticas organizadas en torno a dos calles pavimentadas. A nivel macroespacial es un cambio considerable en las últimas teorías sobre el funcionamiento territorial de Gadir. A todo esto se le unen los nuevos datos aportados en el Cerro del Castillo, en Chiclana de la Frontera.

Vista general del yacimiento arqueológico
Los restos de un hombre
bautizado como 'Valentín'
En el yacimiento se encontraron cenizas, lo que digo una clave al estudio, esta parte de la ciudad fue abandonada en el siglo VII a.C a causa de un incendio, además se encontró el cadáver de un vecino que murió asfixiado probablemente en este incendio, conocido cariñosamente entre los arqueólogos del yacimiento como Valentín, ademas en el sistema viario se han encontrado marcas de lo que podía ser una especia bovina.

Hipogeos encontrados en
Punta de la Vaca
Aunque no era la primera vez que se realizaban excavaciones en Cádiz, en 1887 los primeros hallazgos fenicios se encontraron en la Necrópolis de la Punta de la Vaca, coincidiendo con el desmonte que se realizó para la celebración de la Exposición Marítima Internacional  Aquí apareció un hipogeo de una serie de 12, siendo el más importante el tercero, donde se halló un sarcófago antropoide de mármol, que hoy se encuentra en el Museo de Cádiz.

Sarcófago recién descubierto
En el interior es una caja para depósito del cadáver, labrada siguiendo las ondulaciones de la cabeza y cuerpo humanos. En la tapa está labrada una figura masculina, yacente, con un tocado en forma egipcia, la barba rizada de manera simétrica, el brazo izquierdo recogido sobre el pecho y en la mano un objeto que parece un corazón. El brazo derecho tendido sobre el muslo parecía coger una corona de laurel, que estaba pintada y que desapareció totalmente. Los pies, descalzos, apoyados sobre una peana y con el dedo grueso muy separado de los demás, acusando el uso de sandalias. Aparece la estatua con los ojos abiertos y en la parte alta de la cabeza, a los pies y en los costados, tiene unos salientes para poder manejar con facilidad la pesada tapa. La figura se presenta vestida, con túnica ceñida, sin mangas, dejando al descubierto cuello, pies y brazos.

Al parecer, las sepulturas que fueron saliendo a luz perdieron sus ajuares en manos de los obreros que intentaron venderlos a particulares. Tras la Explosión de Cádiz de 1947 los pocos restos que quedaban desaparecieron por completo.

Bibliografía:
He utilizado un trabajo que estoy realizando para la asignatura de Ciudad en la Antigüedad sobre la ciudad de Cádiz en la época fenicia.

Marta de Juan Martín.

El Museo Cerralbo

Don Enrique de Aguilera y Gamboa, desde el fallecimiento de su padre, heredó el título de Conde de Villalobos, y a su vez el de Marqués de Cerralbo y de Almarza. Fue el sucesor de una gran línea genealógica, los Pacheco, y fue el XVII Marqués de Cerralbo. Nació el 8 de julio de 1845, y estudió Filosofía y Letras en la Universidad Central, también realizó algunos trabajos para revistas literarias y tuvo contacto con artistas, escritores e intelectuales de su época. Por otra parte, tenía interés en el coleccionismo, en el Arte, la Arqueología y la Historia.

Don Enrique de Aguilera y Gamboa
Estuvo al cargo de la jefatura del Partido Tradicionalista durante muchos años, lo que le permitió obtener el nombramiento de mayordomo mayor de su Casa y la concesión del Toisón, un collar de la Orden del Espíritu Santo y Gran Cruz de Carlos III.  A partir del abandono de dicho cargo en 1898, se dedicó al estudio de la Historia y la Arqueología.

En sus últimos años de vida contribuyó al conocimiento del arte prehistórico español, excavó la ciudad íbero-romana de Arcóbriga, la necrópolis ibérica de Aguilar de Anguita, el yacimiento de Torralba y otros lugares situados en Soria, Guadalajara y Zaragoza. Viajó por España, Europa y parte de Asia, viendo museos, galerías y exposiciones, y a su vez, adquiría muchas obras de arte para su propia colección.

El 27 de agosto de 1922, el Marqués fallecía dejando parte de sus colecciones al Museo Arqueológico, al Museo de Ciencias Naturales de Madrid y legando su casa-palacio con un gran fondo artístico.

Palacio-Museo Cerralbo
Respecto al Museo Cerralbo, se empezó con la iniciativa de los propios marqueses en 1886, con la idea de albergar sus diferentes colecciones de arte. El edificio fue construido por el arquitecto Luis María Caballero y Lapiedra, mientras que las pinturas que decoraban el techo del salón más importante fueron realizadas por Máximo Juderías Caballero entre 1891 y 1892.  Tras la muerte del Marqués en 1922, dejó por escrito en su testamento el deseo de la fundación de un Museo en Madrid, que debía llevar su nombre y establecerse en su propio hogar. En 1924, el Estado español aceptó su legado y llevo a cabo su testamento. El primer director del Museo, sería Juan Cabré Aguiló (1882-1947), quien abrió el Museo al público.

Durante la Guerra Civil, el centro tuvo que suspender sus actividades, y parte del edificio fue dañado, desaparecieron algunos cuadros, numerosas porcelanas, espejos de Venecia y otros objetos. Tras la finalización de la guerra, el Ministerio de Educación promovió la restauración del edificio y del legado artístico. En marzo de 1944, se volvió a abrir el Museo al público. Pero ante la falta de espacio, se gestionó la compra de la planta baja, jardín y sótanos de dicho palacio, pudiendo así ampliar en 1947 el edificio.

Escaleras Museo Cerralbo
El Museo Cerralbo posee varios espacios de gran interés, empezando por la escalera monumental con una balaustrada de hierro, forjado a mano, del estilo Luis XV, mismo estilo que la lámpara de bronce dorado que cuelga del techo. Podemos observar también diversos cuadros y bustos en mármol de emperadores romanos, personajes anónimos del siglo XVIII y figuras de tamaño natural.  

Otros espacios eran, por ejemplo: la galería religiosa, donde destaca San Juan Evangelista, del taller del Greco; la sacristía, con obras de Ribalta y Antonio del Castillo entre otros objetos de arte; la capilla; el salón rojo, despacho de verano del Marqués, con paredes y sillería pintadas de dicho color; el salón amarillo, con sillería del color que da nombre a dicha sala, que conserva el papel antiguo original en sus paredes; la saleta rosa, con paredes también de dicho color y con papel de pared que reproduce el original; varias estancias como dormitorios, corredores y pasillos contienen una gran variedad de obras artísticas.

Diana cazadora, escultura romana
procedente de Clunia
En el piso principal del Museo nos encontramos con distintos espacios también: la armería, que consta de tres salas donde se guarda una gran colección de armas y armaduras europeas y objetos de procedencia oriental; el salón de ídolos, con numerosas figurillas mitológicas o votivas y pequeñas esculturas antiguas (romanas, griegas, etruscas o egipcias); la sala de porcelanas, aunque muchas de ellas se encuentran repartidas por todo el palacio; el salón del billar, donde a parte de la mesa de billar de estilo Luis XIV, se encuentra una valiosa colección de retratos;  el despacho-biblioteca, donde destaca su gran colección de alrededor 8.000 volúmenes tratando temas de Historia, Viajes, Arte y Arqueología; y el salón de baile, adornado con mármoles, espejos, lámparas venecianas y de La Granja, y donde destacan las pinturas en la bóveda ya mencionadas.

Despacho-biblioteca Museo Cerralbo



En conclusión, el Marqués creó gracias a su colección un museo con gran diversidad de obras de artes, siendo de interés para cualquiera, siendo cuales sean las preferencias artísticas y sorprendiéndote con muchos objetos que quizás no esperas encontrar.







Mónica Requejo, 05 de Mayo de 2016




Fuentes:
SANZ-PASTOR, C. y PIÉROLA, F. de, Museo Cerralbo. Madrid: Dirección General de Bellas Artes, 1969.



La Riqueza Arqueológica de Alcalá de Henares: Complutum y el Museo Arqueológico Regional


Recronstrucción  digital de Complutum
El yacimiento de Complutum contiene los restos de la única ciudad romana con rango de municipium dentro de la Comunidad de Madrid.  A partir del siglo III d.C muestra un gran desarrollo y llega a ser una de las mayores ciudades  romanas de España, con  una extensión de casi 50 Ha. Presentaba  un trazado ortogonal en el que con el trabajo de las continuas excavaciones se han llegado a rescatar parte del foro, la basílica,  las termas, un pórtico comercial, un mercado, y casas privadas que han proporcionado importantes restos de pintura mural y de mosaicos. También se han descubierto otras construcciones a las afueras de Complutum como la Casa de Hippolytus que es uno de los pocos ejemplos en todo el imperio romano de un collegium iuvenum, es decir, una escuela para las élites acomodadas romanas.

Mosaico de la Casa de Hippolytus y
Mosaico de la Casa de Leda
La riqueza arqueológica de Alcalá de Henares se conoce desde el siglo XVI en época renacentista. Ambrosio Morales comienza el primer contacto con el patrimonio arqueológico de Alcalá en el solar que contenía los restos de la antigua ciudad de Complutum. Desde ese momento al siglo XIX se producen hallazgos y descripciones de autores a la vez que se produce el expolio y la reutilización de materiales del yacimiento.

Durante finales del siglo XIX y principios del XX la ciudad de Alcalá se extiende y  se derriban diversas edificaciones del solar de Complutum para propiciar a la población un mejor aprovechamiento agrícola. Posteriormente entre 1970 y 1974 se produce otra ampliación de la ciudad que arrasa literalmente con una superficie que equivale al 50% del yacimiento. En este momento se desarrollan trabajos de recuperación y van saliendo a la luz algunos restos de edificaciones como por ejemplo La Casa de Leda (denominada así por la iconografía del mosaico hallado en su interior). Hoy, menos los que se encuentran in situ (como el mosaico de la Casa de Hippolytus) el resto de mosaicos se pueden contemplar en el Museo Arqueológico Regional y en el Museo arqueológico de Madrid.

Vista de las excavaciones del yacimiento de Complutum
A raíz  de estos trabajos, la ciudad se condiciona a favor de la recuperación de los restos y en 1978 se inician las excavaciones metodológicas en el solar de Complutum, que continuaron en 1984, año en el que se descubre la basílica municipal. Los restos empiezan a considerarse como un factor de desarrollo para la ciudad y no como un impedimento y por ello se proyecta una normativa legal pionera en España hasta el momento, que recogía en el Plan de Ordenación Urbana una serie de zonas de interés arqueológico que recibían según la importancia de los restos cierto nivel de protección. Se crea también un servicio de arqueología para dirigir las actividades, escuelas taller y casas de oficios.  Desde esas fechas hasta la actualidad los trabajos arqueológicos han continuado gracias a las inversiones de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Alcalá de Henares.

Fachada del Museo Arqueologico Regional
Además se produce el traslado de las competencias estatales de arqueología a las comunidades autónomas en 1985, así que se acuerda la adquisición del edificio del antiguo Colegio Convento de la Madre de Dios, como sede del nuevo Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. El antiguo convento fue fundado por María de Mendoza en 1565.. La construcción actual data de los siglos XVII y XVIII ya que el edificio original sufrió ampliaciones y reparaciones estructurales. Las obras comienzan en 1987 en un edificio que presentaba un  estado muy degradado. Oficialmente el museo se constituyó en 1997 y se inaugura en 1999 unicamente con exposiciones temporales (el mismo año que se inaugura la casa de Hippolytus). Hasta 2003 no se inaugura la exposición permanente y será en 2007 cuando se abre el claustro acondicionado (Patio de Cristales) como un espacio multiusos en el que se presentan exposiciones temporales, se realizan congresos, conferencias y conciertos.  Desde 2008 se plantea una ampliación de la superficie anexionando un solar cercano, pero de momento las obras siguen paralizadas y tan solo se ha demolido la construcción preexistente en este solar.  Finalmente en el 2009 el yacimiento arqueológico del foro romano de Complutum se abre para las visitas al público.

Una de las salas de exposición del museo
La colección permanente del museo propone un recorrido cronológico por las etapas históricas desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna. Asimismo la exposición se apoya en materiales didácticos como videos y recreaciones que permiten al visitante interactuar y comprender de una mejor manera las características y  funciones  de los objetos expuestos. Comienza por una colección de fósiles paleontológicos, desde la  que se  pasa a continuación a los útiles líticos  y posteriormente a los vestigios de la Edad de Bronce y de Hierro. Desde ahí se continúa por la importante colección de época romana en la que se pueden contemplar los restos del yacimiento de Complutum, entre los que destacan los mosaicos. A partir de aquí, el recorrido continua en la parte superior del museo con unas salas en las que se exponen objetos desde de época Medieval hasta la Edad Moderna. Actualmente, la colección del museo aumenta según se producen nuevos hallazgos en las excavaciones arqueológicas de la Comunidad de Madrid.  


Silvia Rico Martínez A1

Bibliografía:
MARQUÉS, S. R. La casa de Hippolytus y la recuperación del patrimonio arqueológico de Alcalá de Henares. (2000). Boletín de la ANABAD, 50 (2), 203-218.